A mediados de la década de 1970, una serie de proyectos realizados por arquitectos suizos del cantón Tesino desde inicios de la década anterior comienza a atraer la atención de la crítica especializada. Este grupo de arquitectos en el que destacaban Luigi Snozzi, Livio Vacchini, Aurelio Galfetti y Mario Botta, con su original propuesta ética y estética ofrecía una poderosa alternativa al escepticismo y las dudas que siguieron a la imparable crisis del Movimiento Moderno. El trabajo de estos amigos, aún siendo eminentemente local y de carácter exclusivamente profesional, sería capaz durante las dos décadas siguientes, de trascender fronteras y convertir la arquitectura del canon suizo de habla italiana en una referencia global, ampliamente difundida, estudiada y valorada.